lunes, 20 de agosto de 2012

El hombre, ese gran desconocido




Hace bastante tiempo, una amiga (llamemosla Zara) me comentó que un amigo suyo (llamemosle Eric) me había visto en foto, por las redes sociales, y que le había llamado la atención (la atención en plan bien, para mi sorpresa, porque si de algo estoy acostumbrada es a llamarla para mal, o no llamarla en absoluto). Pero la cosa quedó ahí. Era un interés prácticamente increíble e inaceptable por mi parte, puesto que las fotos que existen de gente que se siente como yo, son siempre desde nuestra mejor perspectiva, ocultando gran parte (por no decir todo) de nuestro cuerpo, y si llevan algún retoquito de color o quizás algún granito por ahí… pues eso que se quita. Confieso también que a pesar de tener sobrepeso, me gusta sacarme todo el partido posible, e ir arreglada hasta a por el pan. Pero ese es un tema bastante irrelevante, pues ya puedes ser la más bella, facialmente hablando, que si te sobra grasa de las caderas, no levantarás pasiones, al menos en la mayoría de personas.

Pues el caso es, que hace pocos días, Zara me dijo de salir por la noche (cosa que yo mayormente evito, pues es donde más se acentúa el término “superficialidad”), insistiéndome hasta tal punto de ser cansina dado a mi negativa. Al final me confesó, que este tal Eric saldría con ella y su pandilla esa noche también, y que me seguía queriendo conocer cara a cara, para ver cómo era. A lo que yo le respondí con cierto sarcasmo, a la vez que me señalaba el cuerpo “que vea el qué, ¿cómo soy?”, pero según su contestación iba más allá; quería conocerme como persona.
No es la primera vez que Zara ha querido hacer un “encontronazo” entre los dos, pero ya sea por imprevistos, o por mi negativa, nunca hemos coincidido.

¿Cómo es Eric?

Físicamente (porque yo también he cotilleado alguna foto suya), es un chico normal. Delgado, alto, y según me cuenta Zara, bastante desarrollado en el tema relaciones. No de relaciones serias, al contrario, suele tirar más a conocer a cuantas más chicas mejor, pero no con extrema duración.
Por lo tanto mi desconcierto en todo este asunto es… ¿Qué pretende Zara con tanto insistirme para que conozca a Eric? ¿Eric qué ha visto en mí para que le pueda interesar? Es un asunto que verdaderamente me cabrea, y que podría pensar que me estarían tomando el pelo si Zara no fuera una amiga prácticamente desde la infancia, y en la que confío.

Si existiera quizás otro “yo” en este momento, un “yo” seguro de sí mismo, y físicamente sano y orgulloso de lo que refleja en el espejo, ¿sabéis qué? Que no tendría ningún problema en haber salido esa noche y haber conocido a Eric, y a Manuel, Alfonso, y hasta Perico de los palotes. Pero siendo como soy hoy en día, y teniendo totalmente claro que si él me viera en persona se desilusionaría al instante… ¿qué gano siendo partícipe de ese encuentro? Creo que pasaría un mal momento, sentiría vergüenza, no sabría qué decir, y me mostraría con un grado de anti sociabilidad bastante grande.

En fin, un tema más en la extraña vida de Bradshaw

Posdata: Cuando Zara me contó por primera vez que Eric quería conocerme, me lo dijo de una manera tan sincera, que no pudo evitar aun en contra de su voluntad, dejar en evidencia su total y completa sorpresa ante aquel acontecimiento, como si diera por sentado que iba a morir virgen o algo… estoybromeando. Terminó concluyendo su sorpresa con un tembloroso “es que no sé… ¡es que eres tú!”, no supe si sentirme halagada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bradshaw

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...